La muestra incluye 30 piezas mínimas, obras realizadas en tiempos no simultáneos pero que se complementan y que hacen referencia las unas a las otras, con las que la pintora asturiana quiere que los espectadores encuentren «la emoción, la belleza, y otros temas fundamentales de la condición humana». María Álvarez trata esos asuntos de forma más explícita en su obra gráfica y en el dibujo; en «Espacios inadvertidos» aparecen envueltos en capas de pintura, organizados en trípticos, dípticos, polípticos y en pequeños formatos realizados con acrílicos y técnica mixta sobre madera y papel. Se trata, según la artista, de «piezas con el recorrido inverso al ruido y la prisa».